La Tierra experimentó su día más caluroso jamás registrado el 3 de julio de 2023, con una temperatura media global de 17.01 grados Celsius (62.62 grados Fahrenheit). Esto supera el récord anterior de 16,92 grados Celsius (62,46 grados Fahrenheit), que se estableció en agosto de 2016 y julio de 2022.

Las temperaturas récord fueron impulsadas por el cambio climático, según la Oficina Meteorológica, el servicio meteorológico nacional del Reino Unido.  Paul Davies, el principal meteorólogo de este servicio señaló que «Junto con la variabilidad natural, el calentamiento de fondo de la atmósfera terrestre debido al cambio climático inducido por el hombre ha aumentado la posibilidad de alcanzar temperaturas máximas récord».

Los datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la UE esta semana confirmaron que las temperaturas medias globales en junio de 2023 fueron 1,46 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, acercándose cada vez más al umbral de 1,5 grados Celsius que los países se han comprometido a no superar.

Las temperaturas récord han tenido un impacto devastador en las personas y los ecosistemas de todo el mundo. En India, por ejemplo, al menos 25 personas han muerto en los últimos días debido a golpes de calor. Y en el Ártico, la extensión del hielo marino está en su nivel más bajo jamás registrado para esta época del año.

Los científicos que estudian el cambio climático han estado advirtiendo durante años que nos estamos quedando sin tiempo para evitar una catástrofe. Las temperaturas récord del 3 de julio son un recordatorio contundente de que necesitamos tomar medidas urgentes para reducir nuestras emisiones y hacer la transición a una economía de energía limpia.

¿Qué significa esto para el futuro?

Las temperaturas récord del 3 de julio son una señal de lo que está por venir. A medida que la Tierra continúa calentándose, podemos esperar ver más eventos climáticos extremos, como olas de calor, sequías, inundaciones e incendios forestales. Estos eventos tendrán un impacto devastador en las personas y los ecosistemas de todo el mundo.

Necesitamos tomar medidas urgentes para reducir nuestras emisiones y hacer la transición a una economía de energía limpia. Si no lo hacemos, las consecuencias serán graves.