El artista taiwanés Tehching Hsieh (1950) desarrolló un extraordinario performance, original y extremo. Se sabe que el tiempo pasa, pero en cierto modo, no lo hace del todo, puesto que sus huellas se quedan en nuestra persona, tanto en lo físico como en las experiencias de vida ganadas. Sin embargo, ¿cómo traducir en términos visuales el transcurrir del tiempo, de una manera totalmente perceptible?
Posiblemente con esta inquietud, Tehching Hsieh tuvo la siguiente idea: a lo largo de un año, del 11 de abril 1980 al 11 de abril 1981, y ayudado con un reloj chocador, Tehching Hsieh se tomó una fotografía, hora tras hora. El resultado es una secuencia en time-lapse, impresionante y extraña, que nos revela el influjo del tiempo sobre la existencia humana, más allá de su inasible presencia.
Para detallar de una manera más clara los efectos de este experimento, Tehching Hsieh inició las fotografías hora con hora con la cabeza afeitada. Al final, el crecimiento de su cabellera nos deja ver cuánto cambió su ser durante 365 días. Probablemente, Tehching Hsieh tratara de exponer que mucho de lo que somos permanece inalterable más allá de las corrientes del tiempo y que de nosotros depende, sea lo más valioso.
[Fuente BodyHeaven]