Existen tres tipos de manzana que han cambiado el mundo: La que de forma pecaminosa se comió Eva, aquella que se dice cayó sobre la cabeza de Sir Isaac Newton y la que Steve Jobs construyó, escribió en un tweet Amber Miller para unirse al trend #iSad en Twitter.
Como ella millones de admiradores del cofundador de Apple y desde que se supiera de su muerte el día de ayer, no han dejado de lamentar, expresar y compartir los sentimientos para con quien ha sido incluso comparado con Elvis Presley o John Lennon, el fin de una era o como si fuera el fin de los innovadores.
No soy un usuario de las Mac, aunque siempre busco oportunidad para entrar en contacto con ellas. Dispongo de un iPod y el iPhone y puede que eso me otorgue un poco de autoridad para hablar sobre Jobs. No me considero un fanboy.
Los mismos competidores de Apple, aquellos que han visto crecer a la compañía y a su stock en Wall Street, han sido muy comedidos y respetuosos a la hora de la partida, de quien además se le cataloga como el Thomas Edison de nuestro tiempo.
El legado de Steve Jobs
Jobs abandonó sus estudios universitarios y nunca fue entrenado en software o ingeniería de hardware. Y a pesar de no tener esa formación necesaria para llevar una revolución en las computadoras, pudo ir más allá y revolucionar la tecnología en su conjunto.
Para el ex-SEO de Apple, las computadoras son las herramientas que sirven para despertar la creatividad humana. Y con ese concepto presentó su iMac. En el documental Triumph of the Nerds de PBS, en el año 1996, Jobs sentenciaría: «Parte de lo que hizo que la Macintosh fuese grandiosa fue que la gente que trabajó en ella eran músicos, poetas, artistas, zoólogos, historiadores, quienes además eran los mejores cientistas en computadoras en el mundo».
Es decir, no solo fue el diseño lo que le importó a Jobs. Se trata de su capacidad para liderar y para trabajar interdisciplinariamente, algo que seguramente deberá continuar Tim Cook.
La belleza y la simplicidad en los productos de Apple no son gratuitos. Es el esfuerzo de su cofundador. Y es que simplificar no es simple. El llevar algo complejo al manejo de todo el mundo requiere de habilidades que solo Steve Jobs las poseía. Ya sea como editor o como diseñador de un producto. Le incomodaba que los diseñadores se preocuparan más de lo que a ellos les agradaba que lo que los consumidores les estaban solicitando.
Steve tenía la habilidad de mirar algo y decirte porque no servía. Y esa era una rutina cada vez que presentaba un producto, empezaba por mostrar que era lo feo de ese producto y cómo pensaba mejorarlo. Smart phones de teclado y modelo antiguo? Reproductores de MP3? Las tabletas antes del iPad? Son solo ejemplos. Si solo lo dejaba empezar, podía estar todo el día explicando por qué ciertos productos simplemente no eran de lo mejor.
«Pensar de Forma Diferente»
En este comercial de solo un minuto y el más famoso de todos los tiempos en la historia de la televisión, la compañía de Jobs nos invita a pensar diferente (Think Different).
Pensar diferente significaba que nosotros los usuarios no teníamos por qué estar a expensas de las grandes corporaciones o las ofertas en los mall de nuestros vecindarios. Una computadora debía tener la capacidad de ser configurada a nuestro antojo, no importa que tan inconsecuente pareciera. Tal que dos usuarios no tuvieran la misma y única experiencia. Y este es el proceso que gracias al pensamiento de Jobs, ha cambiado la forma como vemos la tecnología en estos días.
El iPod y iTunes, dos de los productos más importantes en Apple.
Tanto el iPod como iTunes fueron el combustible para una definitiva revolución digital en los medios. Estos dos productos empezaron a cambiar a la computadora, de una simple herramienta a algo más personal, a algo a lo que nos sentimos más conectados porque reflejaba quienes somos o quien queremos llegar a ser. Y eso está vigente ahora mismo que usted lee este artículo.
La interciplinariedad hizo que Steve viviera entre la intersección de lo que es la tecnología y las artes liberales. Nunca vio a Apple como una industria de computadoras, por el contrario siempre envisionó una compañía de productos digitales: iMac, iPod, iPhone, iPad, iCloud.
Incluso los políticos tiene algo que aprender de Steve
Vivimos una jornada donde necesitamos políticos que «piensen diferente». Pero ellos insisten en que los sistemas del siglo XX nunca pueden cambiarse. Hemos llegado al punto —aquí en los EE.UU. al menos, en donde estos políticos creen que los programas federales son un derroche de dinero y que cada ciudadano debe cuidarse así mismo.
Sin embargo, conforme habrán seguido, existen algunas revoluciones en países que gracias a Twitter y los smart phones, han sido exitosas. Y ahora mismo se nota el movimiento Occupy Wall Street que crece y crece y nos precisamente debido a los medios tradicionales.
Pero las generaciones continuarán y nuevos Steve Jobs nacerán. Pero para aquellos que crecieron utilizando los gizmos y aplicaciones del ‘poeta de las computadoras’, heredarán una cultura de gobierno sofocante y con fecha de caducidad. O al menos nacerá un nuevo político quien quiera enarbolar el pensamiento de Jobs y pensar siquiera un poco diferente que sus coidearios.
Palabras finales y un libro
Como despedida, os dejo un video que ha sido el más celebrado de entre las intervenciones del ahora desparecido Steve Jobs. Es el discurso de inicio de año ofrecido en Stanford en el año 2005 y que muchos sitios están transcribiendo.
Esta tampoco será la última nota que lean sobre Steve Jobs y su generación geek.
Pero si es posible que sea el último libro que lean sobre él. De Simon & Schuster y de la autoría de Walter Isaacson, el 24 de octubre saldrá a la venta «Steve Jobs», el libro. Aquí podrán leer una de sus últimas entrevistas concedida solo cuatro semanas antes de su triste partida.
Gracias Steve por dejarnos un mundo mejor, con una tecnología mejor.
[Foto de Tony Avelar/Bloomberg]