Bradley Manning para los que no lo recuerden, es el motivo por el cual hoy se persigue al editor de WikiLeaks. Gracias a la información que Adrian Lamo le proveyera al FBI, Manning pudo ser detenido e investigado.
Pero lo que nos atrae es ese hilvanar de historias que se entretejen a la hora de comprobar y verificar la información que todo periodista serio debe realizar.
Mientras por un lado Glenn Greenwald, un abogado constitucionalista, ex-profesor de leyes y columnista del prestigioso Salon.com acusa a los editores de Wired de no presentar toda la evidencia de la cual extrajeron la información que condujo a la autoridades a Lamo y Manning respectivamente; por otro, Kevin Poulsen un periodista y editor senior en Wired.com refuta dichas acusaciones.
Es un tremendo ejercicio de periodismo, hechos, ética e imagen de los grandes medios online. No tengo mucho tiempo escribiendo en GeeksRoom, pero no creo haber visto una experiencia similar entre blogs de tecnología y particularmente de los escrito en la lengua de Cervantes.
Debemos recordar que Wired fue el primer medio que denunció lo que estaba sucediendo con con documentos que se convertirían en un atentado contra las fuerzas armadas americanas —y luego contra todos los interés diplomáticos de los norteamericanos. Pero su intención de proteger la fuente ha hecho que Paulsen de Wired.com aún no publique todos los archivos de la conversación via chat entre Lamo y Mannings.
Por supuesto, en su intención de proteger a Assange y su rol detrás de WikiLeaks, Greenwald de Salon.com ha reclamado se hagan públicos todos esos archivos y ha puesto en duda la forma como el periodista de Wired consiguió los primeros datos de un hacker reconocido como lo es Lamo. No se lo escribe, pero se hace sospechar que las antiguas actividades como hacker del periodista de Wired, hayan servido como medio para esos contactos.
En realidad Salon a través de Greenwald no solo las ha tomado en contra de Wired sino hasta en contra del New York Times. Y los archivos de las conversaciones entre Lamo-Mannings también le fueron entregados al The Washington Post. Todos además conocen que Adrian Lamo es fuente en varios medios de comunicación y no puede ser ignorado como pretende el ex-profesor de leyes.
El punto es que en un extenso artículo el editor-in-chief Evan Hansen y su senior editor Kevin Poulsen, los dos trabajando en Wired, creen dejar al descubierto las malas intenciones con las que escribe y cita sus fuentes el columnista de Salon, en lo fundamental, creer a Jacob Appelbaum como un experto en temas de Lamo, cuando en realidad es un activista pro-WikiLeaks.
Poulsen no ha negado haber sido convicto como hacker en los 90’s y haber estado detenido por dos meses. Eso, sin embargo, al menos en los EE.UU. no le impide ejercer como periodista tal y conforme lo reclama su detractor.
No soy un lector consuetudinario de ninguna de las partes. He esbozado este artículo con la única finalidad de mostrar a nuestros lectores que cuando se escribe en un medio de importancia no se puede decir lo que a uno se le antoje, el que quiera orientar y compartir información debe hacerlo sobre la base de los hechos y considerando las guías de ética profesional que existen al respecto.
Sobre WiliLeaks seguramente tendremos para bastante rato.