Olas de calor, sequías, inundaciones y tormentas devastadoras marcaron un año crítico que evidenció los efectos de 1.3 °C de calentamiento global.
El año 2024 fue testigo de una intensificación sin precedentes de eventos climáticos extremos. Desde olas de calor mortales hasta inundaciones devastadoras y sequías históricas, el impacto del cambio climático ha alcanzado nuevas alturas.
Según el informe anual When Risks Become Reality: Extreme Weather in 2024 de la organización World Weather Attribution, estos fenómenos han sido responsables de la muerte de al menos 3,700 personas y el desplazamiento de millones en todo el mundo, con consecuencias sociales, económicas y ambientales profundas.
Impacto de los eventos extremos en 2024
Olas de calor y días peligrosos
El análisis realizado por Climate Central reveló que el cambio climático añadió un promedio de 41 días de calor peligroso en 2024.
Estas temperaturas extremas afectaron principalmente a pequeños estados insulares y países en desarrollo, considerados en la primera línea de batalla contra el cambio climático.
En Mali, por ejemplo, temperaturas cercanas a los 50 °C provocaron un aumento alarmante en las muertes hospitalarias durante abril.
Inundaciones devastadoras
Las lluvias intensificadas por el cambio climático generaron inundaciones sin precedentes en varias regiones. En Sudán, las lluvias torrenciales sobrepasaron las defensas fluviales, desplazando a miles.
Eventos similares ocurrieron en el sur de Brasil y Nepal, donde las precipitaciones récord inundaron ciudades y áreas rurales, causando cientos de muertes. Según el informe, 15 de los 16 eventos de inundaciones estudiados estuvieron directamente relacionados con un clima más cálido y húmedo.
Sequías y pérdida de biodiversidad
El Amazonas enfrentó una sequía histórica, exacerbada por el fenómeno El Niño, pero principalmente alimentada por el calentamiento global.
Este fenómeno no solo devastó comunidades locales, sino que también puso en peligro al mayor sumidero de carbono terrestre del mundo. Las regiones de la Selva Amazónica y el Pantanal Wetland, por su parte, sufrieron una de las temporadas de incendios más destructivas de la última década.
Tormentas más destructivas
El informe destacó que mares más cálidos y atmósferas cargadas de humedad intensificaron tormentas como el huracán Helene y el tifón Gaemi.
Estos fenómenos alcanzaron vientos de mayor intensidad y produjeron lluvias extremas. Estudios atribuyen un aumento en la fuerza de huracanes del Atlántico y tifones en el Pacífico a los efectos del cambio climático, con implicaciones devastadoras para regiones como Filipinas.
Respuestas globales y lecciones para el futuro
Transición energética
A pesar de acuerdos internacionales como el de la COP28 para reducir el uso de combustibles fósiles, en 2024 se continuaron abriendo nuevos campos de petróleo y gas.
La quema de estos combustibles sigue siendo la principal causa del calentamiento global. Una transición rápida hacia energías renovables es esencial para limitar futuros desastres climáticos.
Sistemas de alerta temprana
Los desastres de 2024 evidenciaron la necesidad urgente de mejorar los sistemas de alerta temprana. Estos sistemas, si son implementados adecuadamente, podrían haber reducido significativamente las muertes en eventos como las inundaciones en Sudán o las olas de calor en Asia.
Financiamiento para países en desarrollo
Eventos consecutivos como los tifones en Filipinas y las sequías seguidas de inundaciones en África Oriental están anulando avances en desarrollo en los países más vulnerables. Asegurar financiamiento para adaptaciones climáticas es crucial para proteger a estas naciones y evitar crisis humanitarias prolongadas.
El 2024 ha sido un recordatorio doloroso de que el cambio climático ya no es un riesgo futuro, sino una realidad presente. Con cada fracción de grado que aumente la temperatura global, los eventos extremos serán más frecuentes y devastadores.
El informe subraya la necesidad de acciones inmediatas: desde la transición energética hasta sistemas de alerta más efectivos. A medida que el mundo se prepara para 2025, las lecciones de este año deben servir como un catalizador para un cambio urgente y sostenible.
Enlace | When Risks Become Reality: Extreme Weather in 2024