Cada uno de los productos de Apple han tenido un rotundo éxito en el mercado debido a que han solucionado de manera innovadora un problema particular del usuario.

Pero si se detiene por un momento a pensar en lo revolución del Apple Watch, a parte de las aplicaciones y en especial a las de Fitness, seguidas por la posibilidad de presentar los tickets de avión al abordar o comprar un café con solo mover la muñeca, y dejar de sacar del bolsillo el iPhone, no hay otras.

Recientes reportes de parte de 9to5mac muestran la desconcertante noticia de que la batería del tan promocionado reloj que la compañía reclama debería ser recargado solo una vez al día, solo dura 2 horas y media en uso contínuo.

Personalmente nunca me llamó la atención este reloj. Me es suficiente el iPhone y tampoco soy muy amante de los reloj muñequera. Sin embargo cuando las críticas vienen de un influyente fotógrafo como Scott Kelby la gente pone atención. En su artículo describe su descontento con la batería:

«Yo no quiero tener que estar al pendiente de la batería, en algo que nunca he tenido que preocuparme en toda mi vida. Las baterías de un reloj habían sido algo que tenía que substituir cada cuatro años, pero ahora tengo que preocuparse por la batería de mi reloj todos los días.»

Kelby reconoce que es su culpa no recargar el Apple Watch temprano por la mañana y además tiene otras opciones. Pero lo que hasta ahora a hecho su reloj es evitarle tener que sacar del bolsillo su iPhone, quiza la menor incoveniencia. Pero esto le ha traído otra mayor, no poder utilizar el Apple Watch por periodos de horas todos los días.

Esas sus razones fundamentales para abandonar el uso del Apple Watch. Aunque no pocos aciertan en decir que Apple Watch es un dispositivo complicado.

Sabemos que Apple tiene un grupo sólido de clientes. Y es esa fuerte lealtad a la marca lo que le permite superar cualquier reto como el que atravieza. Pero a menos que algunos de los problemas que enfrenta el Apple Watch se superen pronto, el primer SmartWatch de Apple parece quedarse en los los almacenes (tiendas) para un comienzo lento de ventas.