5 noviembre 2024

Jay-Z interesado en el negocio de streaming de música, cerca de comprar Aspiro, dueños de WiMP y Tidal

jay-z-flickr

El conocido cantante de Rap norteamericano Jay-Z, a través de Project Panther Bidco Ltd, satélite de su empresa Shawn Carter LLC, llegó a un acuerdo para comprar el startup Aspiro,  dueños de los servicios de streaming de música WiMP y Tidal, por la suma de 56 millones de dólares.

Según el comunicado de prensa de Aspiro, el directorio de esa empresa decidió por unanimidad recomendar la venta a los accionistas de la empresa, que también es dueña de Radr Music News.

Sin lugar a dudas el objetivo ingresar en el streaming de música con dos servicios de calidad y ya establecidos.  Si bien WiMP solo está disponible en 5 países de Europa (Alemania, Dinamarca, Noruega, Polonia y Suecia), Tidal fue lanzado en Octubre pasado en tierra de Jay-Z y también en el Reino Unido.

Tidal, además del streaming de audio de alta calidad, también ofrece contenido en vídeo y su material es curado a través de editores de la firma.  No es un servicio barato, cuesta 19,99 dólares al mes y usa formatos FLAC y ALAC a 1.411 kbps, 44.1kHz- 16 bit, lo que es muy superior a los 320 kbps que algunos de los otros servicios de streaming de música como Spotify o Deezer ofrecen.   Tidal cuenta con más  5 millones de temas musicales y aproximadamente más de 80 mil vídeos de música.

Imagen Adam Glanzman

Siguenos por Twitter a través de @Geeksroom y no te pierdas todas las noticias, cursos gratuitos y demás artículos. También puedes seguirnos a través de nuestro canal de Youtube para ver nuestros vídeos y a través de Instagram para ver nuestras imágenes!

Hector Russo

Desde su juventud se ha dedicado a la Tecnología de la Información. En su oportunidad fue incluido por Ivy Worldwide en su lista Top 25 influencers en Tecnología. Actualmente es miembro del panel de jurados que elige los mejores vehículos del año para el mercado hispano de Estados Unidos, a través de los Hispanic Motor Press Awards.

Ver todas las entradas de Hector Russo →