En el vídeo no aparece un fantasma, ni la cámara está estropeada. Es un experimento realmente curioso, el usuario grabó un vídeo y lo publicó en YouTube, lo descargó y lo volvió a publicar, bajó ese nuevo vídeo y volvió a publicarlo. Así mil veces ¿El resultado? El que vemos arriba, una imagen irreconocible, el sonido estropeado y pocos colores.
¿Por qué pasa esto? Más luego del salto…
Cada vez que publicamos un vídeo en Youtube, el vídeo es comprimido antes de ser hospedado en los servidores, por lo que el tamaño del archivo se reduce lo suficiente para ser disfrutado por los espectadores.
La compresión que realiza Youtube no es evidente para el ojo humano, sin embargo cuando un vídeo es descargado de YouTube y vuelto a publicar por otro usuario en dicho portal, la perdida de calidad empieza a ser evidente. A continuación, como luce un vídeo republicado 240 veces:
El usuario, un músico llamado Patrick Liddell tardo más de un año en completar su experimento. A continuación el primer vídeo publicado con su primera compresión: