Microsoft y OpenAI redefinen su alianza con mayor inversión, derechos ampliados y enfoque firme hacia la inteligencia artificial general (AGI).

Hoy se confirmó una nueva etapa en la alianza estratégica entre Microsoft y OpenAI, un acuerdo que no solo reafirma su colaboración histórica, sino que también redefine las reglas con las que ambas compañías se preparan para la próxima generación de inteligencia artificial.

El nuevo pacto incluye una recapitalización de OpenAI valuada en alrededor de 135.000 millones de dólares, derechos renovados sobre propiedad intelectual, cambios en la gobernanza del concepto de AGI y mayor flexibilidad para que OpenAI trabaje con otros actores, aunque con el eje Azure aún como columna vertebral.

Un acuerdo con alcance estructural

Desde 2019 estas dos empresas ya compartían una visión común: llevar la IA responsable a escala global. Pero esta nueva etapa revisa y extiende casi todas las bases del acuerdo original.

Microsoft mantiene su posición privilegiada como principal socio tecnológico y proveedor de infraestructura, y conserva los derechos exclusivos del IP de OpenAI —incluyendo modelos avanzados actuales y futuros— hasta por lo menos 2032.

Sin embargo, por primera vez se introduce una cláusula significativa: la declaración oficial de que OpenAI alcanzó inteligencia artificial general ya no dependerá solo de la empresa, sino que deberá ser verificada por un panel externo de expertos.

Paralelamente, OpenAI gana margen para desarrollar ciertos productos junto a terceros y utilizar otras nubes en casos que no impliquen APIs, aunque su dependencia estratégica con Azure continúa profunda, especialmente tras comprometer una compra adicional de 250.000 millones de dólares en infraestructura cloud.

Oportunidades, apertura y poder

Lo más interesante del acuerdo es que consolida el poder actual de Microsoft sin cerrarle caminos a OpenAI. Azure se refuerza como la plataforma preferencial para desplegar modelos y APIs, pero OpenAI gana espacio para operar en nuevos mercados, incluyendo clientes gubernamentales de seguridad nacional en Estados Unidos que antes estaban sujetos a más restricciones.

Incluso se abre oficialmente la puerta a que OpenAI publique modelos bajo formato “open weight” siempre que cumplan con criterios de seguridad específicos.

A cambio, Microsoft también obtiene libertad explícita para perseguir el desarrollo de AGI por cuenta propia si lo considera necesario. El equilibrio es delicado: alianza profunda, pero ya no exclusiva en ambición.

Un movimiento que acelera el reloj de la IA

La magnitud de este pacto va más allá de lo financiero. Formaliza que la carrera global por la AGI entra ahora en etapa pre-regulatoria: con auditoría externa obligatoria, con escenarios donde Azure podría dejar de ser el único territorio y con Microsoft blindando derechos hasta 2032 en previsión de saltos históricos.

El mensaje es doble: colaboración sí, pero con controles y con independencia proyectada. Para el resto de la industria —Google DeepMind, Anthropic, Meta, Amazon y gobiernos— es una señal de que la ventana estratégica se está cerrando rápido.

Esta nueva fase confirma que Microsoft y OpenAI siguen siendo el eje dominante del ecosistema de IA, pero en un modelo más flexible y menos cerrado que el anterior, lo que podría incentivar mayor dinamismo en la competencia.

A nivel técnico, económico y geopolítico, es probablemente uno de los acuerdos más relevantes del año, marcando el inicio de una etapa en la que la AGI deja de ser hipótesis y comienza a ser infraestructura negociada y regulada en tiempo real.